Jaime Prohens
¿El momento más difícil? "Nunca me vi muy agobiado ni dije 'no voy a poder seguir'. Lo que sí, la etapa más difícil de toda fue la Fiambalá hacia La Rioja. Fue la única que me hizo sentir cansado, con ganas de que la carrera se acabara luego. Esa me molió".
¿Lo más raro que vio? "No sé si raro, pero la entrada a Fiambalá me marcó mucho. Era un pueblo muy chico y muy pobre, y toda la gente, pero toda, tenía una camiseta del Dakar y nos recibía como dioses egipcios. Me daba un poco de pudor, pero fue emocionante ver cómo la carrera, en efecto, podía hacerle sentir mejor a gente muy necesitada".
¿La mejor anécdota? En el enlace de la etapa que llegaba a Mendoza, veo de repente como tres motos solas, sin los pilotos. Me bajo a cachar qué onda y ahí están como cuatro pilotos comiendo el medio asado con gente en la ruta, tomando vinito y todo. Eran unos argentinos que ponían un pedazo de carne al borde del camino y los pilotos caían redonditos. Después de eso lo repetí varias veces: era una buena forma de capear el hambre".
¿Volvería a correr? "Pero obvio. Si es lo que más me gusta: con un poco más de lucas, eso sí".
Juan Pablo Zegers
¿El peor momento? "La etapa de Fiambalá. Me caí muchas veces de la moto, era muy complicada la navegación. Parecía corta, pero era lejos la más complicada".
¿Lo más raro que vi? "En las dunas de Nihuil vi cómo se quemaba un auto. Era un BMW que me había pasado y unos kilómetros más allá lo veo entero con llamas. Quedé para adentro: un espectáculo aparte".
¿La mejor anécdota? "Para mí, es la sociedad que hice durante varias etapas con un piloto español de quads. Yo le iba abriendo camino y él me taponaba a los competidores por atrás. Se fue dando naturalmente y terminamos siendo muy buenos amigos".
¿Volvería el 2010? "Sí, me gustaría, pero en mejores condiciones. No tan aperrado. Ir con un equipo mejor armado, con mejores equipamientos. Se pueden conseguir aún mejores resultados así".
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