Aprilia MXV 450

Aprilia lanza al mercado la única bilíndrica de cross

Los caminos de Aprilia para crear su MXV han sido inescrutables. Los técnicos de la marca del león empezaron su andadura en los albores de 2003, momento en que quisieron desmarcarse de los parámetros establecidos al crear y adaptar un propulsor bicilíndrico en una moto de cross.





El camino para llegar a la serie no ha sido especialmente fácil. Todo lo contrario. Han sido cinco años de desarrollo e investigación repletos de problemas y desavenencias. En 2004, ficharon a Javier García Vico para presentarla oficialmente en el Mundial de la especialidad. Bajo un despliegue digno de alabanza –emplearon el mismo camión que utilizaban en el Mundial de velocidad–, no lograron alcanzar los objetivos esperados y, debido a que el proyecto todavía no estaba muy maduro, el piloto catalán se vio obligado a emigrar a otra escuadra, por lo que el «prototipo MXV» tuvo que evolucionar entre bastidores. Pese a que inicialmente el proyecto nació sobre una moto de cross, los directivos de la firma de Noale se dieron cuenta que iba a resultar más complicado de lo previsto y empezaron a centrarse en la versión de enduro, mientras que, por otro lado seguían dando forma a la moto que hoy tenemos en nuestras manos, aprovechando la experiencia que aportaban los pilotos oficiales de la marca del león.






Potencia e inercias

Pese a que posee dos cilindros y ofrece un comportamiento bien distinto al que conocemos, su carácter es bastante parecido al de sus rivales. La aceleración es progresiva, lineal, suave, y limpia, al igual que cualquier propulsor alimentado por inyección electrónica. No obstante, donde sí notamos diferencias con los modelos convencionales fue cuando cortábamos gas, instante en el que advertíamos las inercias del pistón y, consecuentemente, sufríamos un enérgico freno motor difícil de hacerse con él. En lo que se refiere a la parte ciclo, el motor se complementa con un exclusivo bastidor multitubular en aluminio/acero. Éste proporciona a todo el conjunto una exquisita estabilidad y, pese a que resulta algo complicado meter la moto en las curvas a causa de las inercias del propulsor, una vez dentro de ella se comporta de manera ejemplar. En el tren delantero, y sobre todo en los saltos, acusaremos un importante sobrepeso, hecho que limitará nuestra trayectoria y movilidad en el aire. Las suspensiones, por su parte, poseen un buen tacto. La horquilla, a cargo de la firma Marzocchi, absorbe muy bien las irregularidades del terreno al ser blandita en su primer recorrido, mientras que va endureciéndose a medida que se le va exigiendo. El amortiguador, también cumple con su cometido, pero lo que no nos ha gustado ha sido la posición de los estribos. Éstos están colocados muy abajo y hacia atrás, dejando nuestra posición de conducción bastante retrasada. Un inconveniente que sufriremos en muchos peraltes, donde arrastrábamos el estribo sin hacer demasiadas florituras y que, en ocasiones, resultará peligroso.


Doble personalidad

De lo que no hay duda es de las agallas que le ha echado Aprilia al concebir, por primera vez, una moto bicilíndrica de estas características. Una máquina que, a pesar de que todavía le resta algunos ajustes, no ha dejado a nadie indiferente. Para empezar, la marca italiana permite poder elegir entre dos tipos de propulsor diferentes, gracias a pequeños cambios en la distribución y el encendido: la denominada «Big Bang» y la «Screamer». El primero cuenta con una respuesta más suave y con una curva de potencia más provechosa, ideal para pilotar sobre un terreno con poco agarre o deslizante –debido a las condiciones de la pista optamos por este tipo de propulsor para realizar a prueba–; mientras que el segundo, «Screamer» –53,1 CV a 9.790 rpm–, adopta un carácter más agresivo y explosivo, perfecto para los pilotos más experimentados o que buscan fuertes sensaciones. Además, por si fuera poco, en cada una de los dos opciones se pueden ajustar las reacciones del motor al contar con un encendido de doble curva: una «full power» –para trazados perfectamente acondicionados–, y otra «soft» –terreno deteriorado e impracticable–.



Vía | motociclismo.es>